Sunday, June 9, 2013

LUBNAN, paisajes de mi tierra


LUBNAN, paisajes de mi tierra

Cierto día, hace mucho ha, cuando caminaba por los tortuosos caminos de América Latina. Siguiendo la pista de los Fenicios en América, en lo alto de la cordillera de los Andes, una noche de tormenta, atrapó mi peregrinaje.

Allí era como tocar el cielo, al dormir esa noche, tuve un sueño y  vi a Dios que me decía: ¡ ESCRIBE A TU TIERRA¡- y el momento no había llegado aún. Hoy es el instante, mientras el mundo se destroza, y se pierden los valores. Hay una diaria oración para que la patria sea inmaculada, limpia y soberana.

Entonces, recordé que había leído en una biblioteca el siguiente pensamiento, Moalakat de Antar Ibn Shaddad Antar, el poeta y guerrero que vivió en el siglo VI:

“Cuando ALAH ama a uno de sus siervos, le abre las puertas de la inspiración”.

Hoy escribo para ustedes los libaneses originarios, también para sus hijos y descendientes. Nuestra tierra es la tierra de todos. Y este es un humilde homenaje para perdurar su recuerdo en el tiempo.


Amir Ibn Tawfik  Simon Haddad


A ti que inspiraste esta creación, gracias Habibi


Noviembre de 2002

Copyright           
Book poetry: "Painting Landscapes of my Earth"          
Lebanese Union Overseas S.L.
LERC Proyect           
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Notre Dame University-Zouk Mosbeh         
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Beirut, Lebanon  

Saturday, February 18, 2012

El Cumpleaños de Don Carmen



El Chaco Boreal Sudamericano, es un área de cientos de kilómetros, cuyo clima es duro. Tiene una selva tupida, con arbustos espinudos bajos y otros árboles altos y macizos. Con una variada fauna salvaje, aves hermosas y una comunidad aborigen asentada desde antes de la llegada de los exploradores españoles.
El Chaco boliviano, es una extensa llanura, de pastura silvestre, con la que se  alimenta el ganado de raza Cebú, especie que soporta los rigores del clima. Y en esta área los primeros exploradores habían levantado sus ranchos. Vino la guerra del Chaco y muchos soldados licenciados se hicieron de tierras repartidas por el gobierno.  Así se inicio una zona ganadera por excelencia, en la cual algunas familias pioneras dejaron a sus hijos la misión de seguir la tradición y los nuevos habitantes aprendieron la faena de criar ganado y sudar con el sol que quemaba duramente.
Don Carmen y Don Natalio, dos hermanos, buenos jinetes tenían sus puestos ganaderos cerca de la frontera con Paraguay y la Argentina. Siendo hermanos sus caracteres eran diferentes. Don Carmen, alegre, bonachón y mujeriego. Mientras que Don Natalio, era tranquilo, reservado, generoso. Su semejanza era el amor a la tierra, buenos chaqueños y expertos en las artes de pialar, marcar y la doma de caballos salvajes.
Desde el rancho se podía divisar el ancho horizonte, mientras despertaba abrazando como un amante el cielo, los rayos solares. Las copas de los árboles brillaban y destellaban como guirnaldas de diamantes. A veces venia el surazo, caía el temporal de lluvia y viento que azotaba sin piedad a la arboleda y los techos de las casas. Al día siguiente aparecían lagunas donde venían los flamencos de pecho rosa a comer larvas y bañarse, eran cientos de bellos ejemplares que daban un espectáculo celestial a la comarca. También tortugas con su lento desplazamiento. Luego pasaban las bandadas de loros chillando, volando de sur a norte. Ya entrada la tarde volverían a cruzar los cielos, con su estridente trinar, volando a sus nidos y a los días siguientes repetir su instinto.
Apenas se descolgaban en el horizonte las ultimas estrellas y el lucero marcaba su presencia. Don Carmen y Don Natalio, tomaban su último mate. Luego ensillan sus caballos, galopan seguidos de algunos peones y una jauría de perros hasta perderse entre el monte bajo.
            Toda la mañana era la búsqueda del ganado esparcido. El que solía comer de los frutos tiernos que el monte daba. Al medio día, cuando el sol estaba en su centro. Detenían su jornada y buscaban la sombra de macizos toborochis. Donde tendían los ponchos, encendían una fogata. Colocaban la carne a asar atravesada con palos verdes. La pava hervía su agua. Mateaban, comentaban, reían y luego de comer, se echaban a dormir una siesta.
El sol quema muy fuerte en algunas épocas del año, por lo que los ganaderos esperan la fresca de la tarde, para seguir con las labores. Llegada la hora, ensillaban los caballos, montaban y con silbidos y gritos iban reuniendo el ganado, al que arreaban camino al puesto.
Los perros eran excelentes ayudantes y volvían al sendero a los Cebú que querían escaparse al monte. Además prevenían cuando escondida entre la hierba seca amarillenta, se escondía la víbora. Pero Don Carmen, con muy buena puntería, haciendo uso de su colt 45 daba muerte al animal. 
Cuando ambos hermanos eran jóvenes, solían ir a cazar  a la “Isla de los Jabalíes”. Allí don Natalio fue mordido por una víbora, quedaba aun su cicatriz. Don Carmen, le saco la sangre infectada succionando con su boca, escupiendo lo extraído a la tierra, luego con un cuchillo al rojo vivo le quemó la herida. Así le salvo la vida.      Solían ir a esa zona en cacería de  jabalíes salvajes. Estos eran  muy temidos por los peones y lugareños, eran animales malos y fieros. Por un mal tiro del rifle Winchester, fue herido un animal y este sangrando los persiguió enfurecido. Ambos hermanos tuvieron que subirse a un árbol y esperar a que la manada de los cerdos salvajes ya cansados abandonara el lugar. Bajaron casi de noche riendo, muertos de hambre y sed. Buscaron los caballos y retornaron al rancho. Donde fueron recibidos con una buena tratada por sus padres.
Caída las primeras sombras entraba el ganado a los corrales. De la vieja casona aparecían los niños y las mujeres que ayudaban en la faena.
Más tarde se sentaban junto a sus padres ya viejos ante el portal. Mateaban, comían charqui, queso, pan amasado y comentaban los trabajos del día. Su padre don Gumersindo les escuchaba y de vez en cuando les daba un consejo. Su buena madre doña Remedios, quería verlos casados bien y rezaba a la virgen morena “Guadalupe”, ante su imagen que había colocado en una gruta a un costado de la casona. Hasta allí solía venir gente de lejos a ponerle flores y encenderle velas, solicitar una manda o alivio para algún familiar enfermo.
            Un peón tocaba la guitarra, otro el bombo, una jovencita cantaba con buena voz una chacarera. Más tarde encendían una radio a batería para escuchar las noticias que emitía “radio nacional de Huanuni”, emisora que transmitía desde el norte minero. También escuchaban emisoras argentinas o paraguayas que llegaban con muy buena señal. Otras veces don Natalio oía las noticias de “La Voz de América”, su señal de audio iba y venía, en otras  mas estable. Cuando las brazas de la fogata se apagaban todo el mundo se iba a dormir. Al día siguiente era otra jornada de labor.
            Los fines de semana don Natalio solía descansar bajo una arboleda leyendo algún libro o los periódicos atrasados que traía el avión que venia desde las minas en busca de carne. Esta zona abastecía a las pulperías del norte. Cada día viernes llegaba a la pista la aeronave, un DC3 de dos motores, los que levantaban una gran polvareda al aterrizar y cuando levantaban vuelo. Los compradores pagaban en billetes y entregaban unos cuantos ejemplares de periódicos a los ganaderos. Así los puesteros se enteraban de lo que ocurría en el país.
             Don Carmen solía ir de visita a otros puestos ganaderos donde se jugaba truco. Bebían y había un grupo de cantores y unas cuantas jóvenes que alegraban a los hombres.
El rudo ganadero, siempre andaba en busca de jovencitas que con halagos y engañitos convencía y las llevaba al monte cuando caían las sombras. Las enamoraba con destreza y una vez poseídas les prometía este mundo y el otro. Cuando ya se cansaba de ella, iba en busca de otra.
            Cada dos meses bajaban al pueblo en busca de víveres. Durante una semana se enredaba con las chinas del “quilombo”. El hombre, era muy temido por su fuerza, rapidez con el arma y rápido con el puñal. Excelente jugador con las cartas. Se decía que había tumbado a varios hombres que se habían atrevido a quitarle alguna mujer o mirado feo. Y por eso las mujeres le admiraban y se sentían atraído por él.
            Había tenido como amantes a unas cuantas mujeres prohibidas. Cuyos maridos le habían jurado tumbarle un día. Don Carmen lo sabia y cuando bajaba al pueblo, se hacia acompañar por dos peones fieles que le cuidaban las espaldas, fieramente armados.
            Llegaba el día de cumpleaños de don Carmen. Toda la gente de la casona se preparaba para la fiesta. Habían traído hermosos cerdos, tamberas con linda carne, bastante vino y chicha. Refrescos, golosinas y dulces para las mujeres y niños.
            Por las brechas y senderos venían los hombres y mujeres, montando a caballo, formando largas caravanas. Atravesaban riachuelos, quebradas y durante dos o mas días algunos tardaron. Otros hicieron el viaje en solo uno, para llegar al puesto ganadero del festejado.
            Los perros eran los primeros en recibir a los visitantes e invitados. Toda la familia Soruco Téllez salía a darles la bienvenida y se iban instalando a los viajeros, en largas mesas ubicadas bajo fornidos toboroches y mistoles. Como cortavientos habían colocado eucaliptos que daban frescura y se sentía el olor de los árboles.
Los sirvientes iban haciendo correr los mates y bebidas frescas. Por la tarde ya se había juntado una gran cantidad de gente. Hasta habían venido desde Embarcaciones, Tartagal y otros lugares del norte Argentino como del sur de Paraguay. Eran familiares por el lado de don Gumersindo y doña Remedios. También amigos y ricos ganaderos de esas zonas acompañados de sus hijos. Los primeros en llegar habían sido los de San Francisco Solano, San Antonio, Palmar Grande y alrededores.
            Por la tarde los cantores animaban el ambiente. Al día siguiente era el gran festejo. La familia reunida en pleno, rodeado de amigos. Las sirvientes y peones colocaban refrescos, pastelitos, queso y otras menudencias. Don Natalio charlaba con las visitas alrededor de las fogatas. Mientras don Carmen, caminaba con su mate, observando y escudriñando una buena mocita.
            Se habían encendido los mecheros, y las llamas de las fogatas alumbraban bien. Los paraguayos hicieron sonar el arpa y sus guitarras. Y un grupo de jovencitas y jóvenes salieron a bailar. Había una hermosa joven rubia que debía de tener unos 15 o 16 años que bailaba como una diosa. Don Carmen se quedó boca abierta al verla. Tenía ella una piel muy blanca y sus ojos eran verdes. Sus pechos firmes y tiernos relucían con su traje blanco, adornado de cintas de color azul, rojo y blanco. Terminada la danza, ella corrió a juntarse con su familia. Don Carmen acompañado de un grupo de guitarreros  entonó unas coplas, siguió con unas cuantas chacareras. La jovencita le observaba, sintió el, que ella le sonría mucho. El disimuladamente le enviaba unos guiños. La joven reía y se sentía alagada por los mensajes de las letras de las canciones del chaqueño dueño de casa. Siguieron otros guitarreros y los invitados y familiares salieron a bailar. Así es como don Carmen fue en busca de la jovencita y la invitó a bailar. Y entre el gentío, el le preguntó su nombre:
-          Anahí- le respondió. Su voz era dulce y cristalina como el agua de las vertientes.
-          Tienes un bello nombre…sabes eres muy bella...pareces una aparecida.
-          Ay- No diga eso don Carmen…
-          Si –es verdad- ¡sos muy dulce y dan ganas de comerte!-
-          Ella riéndole le murmura al oído:
-          ¿Acaso usted es un tigre del monte?-
-          Mas que eso….
-          Como es eso?- pregunta la joven con su carita sonrojada
-           El girando y zapateando, acercándose le murmura:
-          La haría mía como un animal en celo…
-          Siguieron bailando. La noche se vino con todo y los invitados muy contentos como así los dueños de casa.
-          Pero don Carmen, usted debe tener muchas amantes, dicen que es muy mujeriego…
-          El soltó una carcajada y le dijo:
-          Usted es muy segura y ha escuchado lo malo- ¡No es así!- Es que la vida del campo es dura- Y a veces hay que buscar una entretención, pero mi corazón esta libre y busca una mujer como usted…
-          Así también le dirá a las otras que le miran-
-          Don Carmen, de reojo vio como la Amalia, la mujer de su vecino Santos no le perdía pisada.
-          Escúcheme usted Anahi. ¡La voy a esperar detrás de los eucaliptos en un ratingo para seguir la charla!- Y diciendo esto la llevo donde estaba su familia y agradeció a todos y brindo con ellos un vaso de chicha de mistol.
-         Don Carmen, se acerco donde la Amalia. Le saludo y le hizo una seña. Este se perdió en dirección de los corrales. Allí se quedó esperando. Se divisaban las llamas de las fogatas y las sombras de los bailarines. La música se dejaba oír salpicando el ambiente. Al rato vio la sombra de la hembra venir. Sin decir nada ella se le lanzo a los brazos y le beso ardientemente. El la alzó colocándola contra los maderos, levantó su falda. Unidos ambos ardientes se lamieron como perros en frenesí. Ella gimió, y se dejo amar por el fornido macho. Pasada la euforia, el se arregló la ropa y caminó a la arboleda de eucaliptos. Mientras la mujer tomaba otro sendero para acercarse al grupo.
-         Don Carmen, esperó un largo rato sentado sobre una tronca caída. Los grillos entonaban su monótono concierto. Los curicusis pasaban como diminutas linternas. De pronto sintió el sonido, alguien pisaba las hojas secas y vio a Anahí venir y sentarse a su lado.
-         Ve don Carmen, aquí he venido a escucharle-
-         El la abrazó y le besó en la boca sin dejarle hablar. La apretó fuertemente, ella quiso deshacerse, pero sus fornidos brazos y el calor de sus labios fueron venciendo su resistencia.
      Las manos de él, apretaron y acariciaron sus limones tiernos. Su boca ardiente los besó y ella cayó rendida. La joven dejó escapar un grito, mordió el cuello de el, al sentir desgarrarse bajo su vientre. Luego del dolor una dulce sensación y acompañó los movimientos y juntos galopearon por la pradera de color rosa y estrellas, hasta explotar.
-         Así quedaron abrazados por largo rato. A los gritos de los sirvientes llamando a don Carmen. Se despidieron para verse al día siguiente.
-         Faltaba poco para la medianoche. Y en escasos minutos comenzaría el gran festejo al homenajeado . Los músicos no paraban de tocar. Don Gumersindo y doña. Remedios bailaban. Don Natalio lo hacia ahora con una joven ganadera de Resistencia, alta y de fina cintura, -¡muy linda la gaucha!-. Murmuraban sonriendo los padres. Don Carmen bailaba con una prima de Caraparí, que le hacia ojitos y los padres de ella veían con buen ojo un casamiento entre ambos.
-         Y así se pasaban las horas y el vino corría como agua. Fueron acercándose las mujeres en busca de don Carmen para sacarlo a bailar y tomarse un trago en su honor.
-         La hermosa Anahi no perdía detalle y sintió celos. Don Carmen a ratos le miraba y le hacia guiños. Por fin ella le vio venir y muy feliz le acompañó a la pista. El bailab como en sus mejores estrenos. Toda la paisana le dió campo y dejaron a la pareja girar y zapatear la tierra generosa del Chaco Sudamericano. Y entre aros y aros venían a darles un trago de vino. El rudo chaqueño y la suave jovencita paraguaya, parecían dos tórtolos en pleno enamoramiento. De pronto don Carmen en uno de sus giros rodó sobre la mesa. Cayeron y se rompieron los vasos y botellas. Un gran griterío se armó. De un santiamén se callaron los cantores. Don Natalio y otros amigos tomaron el cuerpo de don Carmen lo llevaron al interior de la casona. Trataron de animarlo. Primero pensaron que estaba borracho, pero su hermano presintió  un infarto y trato de animarlo dándole golpes al pecho.
-         Anahi corrió al lado de don Carmen le tomó el pulso y gritó:
-         Está muerto!-…está muerto! Y cayó a sus brazos llorando, con sus lágrimas cubrió sus mejillas y sus labios ya blancos.
-         Vinieron sus fieles galgos, los que se ubicaron a sus pies  y aullaron lastimosamente. El viejo reloj de madera en la sala tocó las doce campanadas. Todos elevaron una oración y luego siguieron los responsos por el chaqueño.

Amir Ibn Tawfik Simon
Asunción, 1991 (Paraguay)
© Derechos reservados
Beirut, Lebanon
Lebanese  Union Overseas S.L.
Lebanese Emigration Research Center
Notre Dame University-Zouk Mosbeh

Sunday, January 22, 2012

Cuentos y Leyendas del Chaco Boreal Sudamericano

Cuentos y Leyendas del Chaco Boreal Sudamericano
La Unión Cultural Libanesa Mundial Capítulo Bolivia y el Instituto Boliviano-Libanes han publicado el rescate de las leyendas autóctonas de los oborígenes del Chaco Boreal Sudamericano, investigación efectuada por el Prof. Amir Ibn Tawfik Simon. Trabajos obtenidos durante sus viajes por la región, entre los años 1973-1989.
Donados por el autor y que forman parte del Project Manager / Research Assistant  Lebanese Emigration Research Center (LERC)  Notre Dame University - Louaize Tel: +961 9 218950 ext 2262




Saturday, November 19, 2011

CANTATA AL POETA QUE MURIO POR AMOR




El amanecer despliega sutil manto,
abraza, acaricia el tejado y paredes de piedra,
de mi secreto refugio,
que se alza en la alta cumbre de la montaña sagrada,
Observo el infinito y pregunto:
-¿Porque sufrir por un amor?
si hay tantas margaritas floridas en las laderas.
-¡Son banalidades humanas!-responde el eco,
y su voz
rebota entre las cuatro paredes añejas,
como mi vida, a punto de desfallecer,
al recortar tu imagen
que mi afiebrada mente despliega,
entre las nubes de algodón, blancas a grises
que anuncian lluvia, por el atardecer.

El sol ha pintado de temprano el paisaje,
destellan el verdor de los cedros,
entre el colorido de las anémonas que brotan en la campiña,
abren sus pétalos al astro rey,
que besan dulcemente... ¡Cuanto envidio!-
por un solo beso tuyo,
mas son solo versos que mi mente recita.

¡Sueños!, estos recorren largo sendero de sentimientos,
que un errante caminante busca su destino,
el ayer, hoy y mañana se confunden con el pasado,
se enciende el fuego de la inspiración,
y el clamor son estas palabras que escribo,
en mi viejo cuaderno, ¡Fiel compañero de viajes!-

La brisa perfumada con olor a hierba fresca,
se cuela por los valles de tu paisaje,
sediento de sed,
bebo de tu manantial,
cuyas aguas van a morir a mi mar- ¡recito!
El viento arranca de mi boca,
estrofas que van danzando hasta perderse en el horizonte,
junto con las aves que emigran en busca del nido, en este atardecer.
  
¡Oh!- mi canto,
sube a los cielos,
las notas tejen de tul, los nubarrones,
musas de manos laboriosas,
cosen tu traje de princesa,
adornaran tu esbelto talle, para el baile, ¡esta noche!
Te admiraré y veré desde el jardín de caros deseos-
¡Allí estaré!, fiel como el lucero de cada amanecer.

¡Oré!-
frente a la tarde que se desliza suavemente-
y me senté a escribir-
¡pensando en ti!, deje navegar palabras escapándose de mi boca.
¡Lloverá!-susurro:
la tormenta dibuja en el cielo destellos,
como tu cabello enmarañado frente al mar, ayer.
Los recuerdos vuelan como las hojas,
los versos brotan a flor de piel, antes que el olvido amargue el instante.

¡Oh! por fin llegó mi amante noche,
la palidez de la luna refleja mi rostro despintado,
soñando...¡tal vez algún día me querrás!
porque las esperanzas, son las ansias-ruego-.
¡Escuchen dioses mi lamento!-
es el canto de los poetas que mueren... ¡por amor!-
Cantan los grillos y el cielo titila con millones de perlas,
quisiera enhebarlas para formar un collar para tu hermoso cuello de gacela
-¡deseo!-

Ayer, sentados frente al océano,
pintamos atardeceres románticos,
noches de complicidad y locuras,
amaneceres cabalgando entre nubes de rosas,
cubiertos de mantos de espumas y caracolas,
mientras las sirenas entonaban: ¡Amor!...¡Dulce amor!....
desperté, aqui estoy frente a mi destino, con una pluma y un blanco papel.

Amanecía,
levanto mi copa ante el abismo,
saludando,
bebo la cicuta mezclada con miel,
¡Adiós!-
siento un mareo, caen mis brazos,
es un dulce sueño,
los colores se van tranformando en grises,
escucho el responso de las aves marinas,
el eco de los valles se calla,
y mi espíritu vuela, es el águila real que planea
hasta perderse mas allá de los Montes Líbano.
¡Final del poema!...escribo.

¡He aquí la historia del poeta que murió por amor!- exclama el juglar,
la emoción recorre el ambiente como notas del laúd,
las jóvenes lloran, piensan las mujeres, los hombres se encogen de hombros,
la plaza se va quedando vacía,
el errante viejo monta en su asno,
silbando, toma el camino que conduce a Beirut.
Un viento dispersa las hojas escritas con el poema por las estrechas calles,
las diosas cantan a la agonizante tarde,
las estrellas danzan
y
la luna medita.
El silencio engalana el paisaje,
es el responso para el poeta que murió por amor...



Amir Ibn Tawfik
Copyright
Noviembre 2011
Lebanese Union of Overseas for the Sovereignty of the Lebanon
Project Manager / Research Assistant
Lebanese Emigration Research Center (LERC)
Notre Dame University - Louaize
Tel: +961 9 218950 ext 2262
Fax: +961 9 224517
URL: www.ndu.edu.lb/lerc

Thursday, November 3, 2011

CARTA X


CARTA X

Aun no respondes mis cartas,
nuevamente te escribo, una blanca paloma,
a tu ventana llevará, esta líneas:

Ya no tengo lagrimas para llorar por ti,
el verano las ha secado,
pero
vuelven con el invierno, deshojando nostalgias,
regando sueños, haciendo florecer bellas anémonas por los campos de Chiyah..

Ya no tengo penas, pienso,
mi corazón que recorrió tantos caminos,
esta prendido de tu recuerdo, aún,
y lloro al volver al mismo lugar, donde plantamos nuestro sagrado cedro.

En esta noche, en que los espíritus me rodean,
mis lágrimas riegan las flores que adornan tu balcón,
Oh, Dios, escúchame y perdóname:
¡Ella es la luz de mi alma! y la veo en el nuevo amanecer de mi viejo Beirut.



Amir Ibn Tawfik
November 2011
Lebanese Union of Overseas for the Sovereignty of the Lebanon
Project Manager / Research Assistant
Lebanese Emigration Research Center (LERC)
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Friday, October 28, 2011

CARTA VIII



CARTA VIII


Sentado,
en el Café Beirut,
mirando el paisaje del Puerto Viejo,
escribo:

Hoy,
cuando mi yo vagaba por el valle,
el eco repetía tu nombre,
sopló el viento sur
lo clavó en la ladera de las montañas aun dormidas.

Camine,
perdido por dolidas calles, ¡Náufrago de tu amor!
Alcancé, a mi sombra que corría deshojando las últimas rosas rojas,
que te regale, al subir al barco que te alejo,
vistiéndome con ella, volví a la realidad.

Cantaron los gallos,
la ciudad lentamente despertaba, resucito su rutina.
Los sonidos de la mañana, se colaron en mi delirio,
mire mi rostro en el espejo, ¡Tu rostro reflejó!

Repicaron las campanas del antiguo monasterio
Y
Ore…oré.


Amir Ibn Tawfik 
Octubre 2011 Lebanese Union of Overseas for the Sovereignty of the Lebanon 
Project Manager / Research Assistant 
Lebanese Emigration Research Center (LERC) 
Notre Dame University - Louaize 
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Monday, October 24, 2011

CARTA 21051944


CARTA 21051944  
  
Que triste es decir adios,  
en esta madrugada que teje nostalgias,  
el eco murmura mi quebranto...  
¡ Porque ella...ya se fue! Más allá del arcoiris  
  
Que triste es decir adios,  
cuando ya no vienen las musas a mi,  
aqui estoy con mi fiel soledad,  
esperando quien vendra despues de ti  
  
Que mentira es decir, ya no te quiero,  
cuando en verdad te he amado toda mi vida,  
es el poeta que canta al lamento,  
sordos los Dioses, hoy ya no escuchan mi corazon, gemir.  
  
Que nostalgia, es gritar al viento,  
porque te he perdido,  
cuando ayer te tenia aqui, en mi mundo personal,  
ya no quiero soñar con el amor que se fue-¡Dejadme! emborrachandome de pena.  
  
Que triste, que no puedan escuchar mi canción- ¡Recuerden!  
si ella era  todo para mi, como para vosotros estos versos tristes,  
¡Son para aquellos  que aman las letras!- señores del jurado,  
brotan de un corazon moribundo, ¡Como aquel gorrión que murio de frio, en el Parque Forestal!  
  
Que triste es esta madrugada,  
cuando solo bebo mi soledad, susurrando mi inspiracion,  
¡Ya nadie escucha mis ruegos!...si ella era la musa  
que ha inspirado sentidos versos y ya no esta... ¡Conmigo!  
  
Que triste es decir adios,  
mi vida se me escapa por los recovecos de la existencia,  
ya nada quiero,  
sino dormir para ser verdaderamente feliz ¡Aquí en la eternidad!-  
 

Amir Ibn Tawfik      
Copyright      
Octubre 2001      
Lebanese Union of Overseas for the Sovereignty of the Lebanon        
Project Manager / Research Assistant              
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