Tuesday, June 28, 2011

El Viejo Amir relata a su bisnieto Ian



El Viejo Amir relata a su bisnieto Ian

Corría el año de la Luz y la Sabiduría eterna.  Los humanos se habían reconciliado, todos, con el espacio infinito, que habían denominado “espacio sideral”. Más como se había transmitido de generación en generación, al navegar al encuentro entre el Mar Mediterráneo y el Mar Atlántico, ese abismo que se tragaba a las embarcaciones, donde anidaban los dragones, hoy se dividía entre el espacio y la galaxia de Dios.

En la nueva Tierra, los descendientes habían aprendido la amarga lección que los elementos son mas poderosos que todos los inventos y creación de los humanos. Las guerras, la codicia y la ambición, los llevó a abrazar la Paz. La tierra se transformó en una comunidad de hermandad y unión. Los imperios habían caído por su propio destino, los marcados con la cruz de David, pastaban a dinosaurios bebe y eran el pueblo servil a los iluminados.

En las montañas mas alta de la nueva Tierra, se alzaban bosques de cedros , en cuyas laderas brotaban hermosas anémonas, dibujando un arcoíris de colores. El cielo estaba pintado de color turquesa y la tierra tenia una alfombra de color amarillo oro. Los ríos corrían cristalinos y los mares azulosos danzaban , tejiendo caracolas de espumas que adornaban las playas y negros roqueríos.

Ante la inmensidad del horizonte infinito, sentados estaban el Viejo Amir y a su lado su bisnieto  Ian.
-Tatarabuelo Amir- quien me enseñara a descubrir el pasado, el hoy y el mañana, cuando vos, tomes tu nave para morar con Dios- le habla el niño, mientras acaricia su mano arrugada por el paso de los siglos.

-¡Ay!- Ian- el tiempo que conocí ahora esta detenido. La luz es eterna y las sombras que solían traer las maldades se han esfumado, como todos los sentimientos negativos que llevaron al fin de la raza humana. Vosotros sois los elegidos. Nosotros los guerreros milenarios debemos tomar el rumbo al descanso. Encontrarnos con los seres queridos que se fueron hace mucho ha, transformados en espíritus.

-Tatarabuelo Amir- ¿estas contento con todo lo que hiciste y quisiste?-
-Querido Ian- Hoy soy feliz, porque Dios me dado la oportunidad de llegar a este tiempo. Luchar con la muerte, guerras, invasiones,. Las ciudades convertidas en jungla. La ambición de los hombres por el poder, el oro para crear imperios que no alcanzaron durar mil años. Ciegos y mentes oscuras que no leyeron lo que estaba escrito: “Los imperios no duraron mil años, a través de todo la historia”-

Querido tatarabuelo Amir- que mas quisiste en la vida y el tiempo-

-Hermosa pregunta- Amado Aian- Quise y ame, sufrí, reí, lloré y al final descubrí que el Amor es la fuerza mas poderosa. A tu madre una sola vez, escuche su dulce voz y la quise mucho, como a tu abuela, bisabuela, tatarabuelo y todos los que antecedieron a nuestra descendencia. Fui a la guerra porque creí y creo en la paz, la igualdad y el derecho de todos a pertenecer a una raza y estas ser unidas por ser semillas que Dios creó-

El anciano Amir tomó de la mano a su bisnieto Ian y caminaron a través del bosque. El concierto de los trinos de las avecillas llenaron el ambiente. Se detuvieron a admirar la ciudad que vivía sin apuro. Ambos de rodillas, cerraron los ojos y con las manos extendidas oraron.
I
an, las madres y las bisabuelas, desde la terraza, levantaron las manos, despidiendo la nave que llevada al Viejo Amir, a su descanso final.

As Salam

Marzo, del año eterno, Esmeralda, Paraguay

Amir Ibn Tawfik
© Copyright (2011)
Lebanese Union Overseas S.L. 
Lebanese Emigration Research Center 
Notre Dame University-Zouk Mosbeh 
http://www.ndu.edu.lb/lerc 
Beirut, Lebanon 

EL MENSAJERO

El mensajero

Los dioses estaban sentados ante el exuberante jardín del Mundo Celestial. Habían despertados alegres en una mañana radiante de luz. Multicolores mariposas revoleteaban posándose de flor en flor. Bulliciosas avecillas engalanaban el ambiente con sus gorjeos y trinos.
El rey Agenor dormitaba. Su esposa Telephose tejía un tapiz dibujando figuras de animales con hilos de plata y oro, de ese fabuloso reino de Ophair.
Cadmo tocaba el laúd y su hermana Europa tarareaba una vieja canción, que los fedeyines libanesas cantaban en la cosecha del trigo y que también entonaban durante la recolección de las uvas que entregaban generosas vides ubicadas en los valles.
Thassos y Cílix, surcaban el lago en una barca construida con buena madera de cedro, el color caoba contrastaba con el turquesa del agua. Ambos hermanos jugaban con los pececillos de colores que saltaban alrededor de la embarcación.
Expertas guerreras huríes custodiaban el palacio real. El jefe de la guardia se aprestó a recibir al príncipe Al Oal. Quien pide hablar con el rey Agenor. Dos centinelas le acompañan hasta la entrada del jardín donde la familia real se hallaba.
Al ver al joven, el rey pregunta:
-          -¿Que te trae ante mí, príncipe?-
-          Haciendo una reverencia, responde:
-          Majestad: deseo vuestra autorización para bajar al mundo de los humanos-
-          Acariciando su blanca barba el rey, vuelve a preguntar:
-          ¿Cuál es la misión que te lleva allá?-
-          Deseo ir, para  comprobar si cumplen las leyes sagradas que se han escrito para ellos los profetas... recuerda que mi padre era el consejero y he heredado seguir su trabajo
-          Debo ayudarles a cumplir con las profecías.
-                     ¡Es verdad!- Tu padre y los profetas amaron a los hombres de la tierra. Aunque ellos siempre violan la palabra sagrada y las leyes que ellos mismos crean. Durante los siglos de los siglos hubieron quienes dieron su vida para hacer el planeta de habitantes creyentes, amantes de la paz, el amor y la generosidad. Son humanos y están propensos a equivocarse. Han sufrido grandes pruebas y hasta hoy todavía no aprenden la lección.
-          ¡Recuerda!- allá serás un hombre normal. No tendrás la santidad de nuestro Mundo Celestial- agregó
-          El joven príncipe Al Oal, besa la mano del rey. Luego abandona el palacio.

Nueva York, había amanecido frío y con una fina nevada cubriendo el paisaje. James Cassal III, despertó al repiquetear del teléfono. Levanta el auricular y escucha a su jefe exclamar furioso:
-                     ¿Que pasa con el artículo para el suplemento de hoy?- ¿Lo escribiste ya?-Y siguió hablando... En silencio escuchó el joven todo el reguero de palabrotas y otras. Luego colgó el auricular sin contestar.
-                     Se vistió rápidamente. Caminó hasta la cocina, sacó de la heladera una caja de leche y bebió un vaso. Mientras caminaba se rasuró la barba con una máquina eléctrica portátil. Salió al pasillo. Caminó rápido, alcanzó las escalas y bajó por ella . A la salida del edificio de departamentos, saludó con un apretón de manos a los conserjes.
-                     Colocando en cada mano de ellos, un caramelo de eucaliptos.
-                     Subió a su auto deportivo, último modelo japonés de color rojo. Luego enfiló mezclándose entre el intenso tráfico en dirección al centro de la ciudad. Deteniéndose ante el edificio de la editorial.
Ingresó dando grandes zancadas a las oficinas de la revista “Magazine de la Tarde”. Saludó a sus compañeros. Besó en la mejilla a su secretaria. Ella le devolvió  una sonrisa de oreja a oreja. Miro la hora en el reloj de pared, donde las manecillas marcaban las 10:00 AM.
            Sentado frente al computador. Abrió los fólder, buscó el artículo que había escrito el día anterior, al que solo faltaba corregir su sintaxis: “El Líbano, la Suiza del Medio Oriente”. Leyó y modificó. Luego imprimió el trabajo. Tomó las hojas tamaño carta en papel de 75 gramos. Las que llevó a la oficina de su jefe.           
John Silver, era un viejo periodista. Llevaba un parche negro sobre su ojo izquierdo. Producto de una bala que le alcanzó durante la guerra de Vietnam. Cuando estaba de buen humor  solía cantar: “Yanqui Dooley”
            Mientras su jefe leía el reportaje. James Cassal III, miraba a través de los ventanales el paisaje de la bahía de Manhattan. A las gaviotas persiguiendo a las barcazas que surcaban. Mientras un avión se recortaba sobre dos altos edificios llamadas poposamente “Torres Gemelas”,  la aeronave era tragada mas tarde por la niebla.
John Silver, leía y refunfuñaba. Sabía que el joven periodista era muy bueno. Mantenía una línea imparcial, observador y detallista. Sus reportajes habían logrado a que millares de lectores le siguieran, sobre todo  jóvenes ejecutivos, politicos, intelectuales y una gran mayoria de estudiantes universitarios.
            -James Cassal III-¡Por favor siéntate y hablemos!-
El joven se ubicó frente del escritorio de su jefe y esperó.
-          El viejo John, carraspeó ruidosamente y dijo:
-          -¡Vas a ir a reportear el conflicto de Medio Oriente!-
-          ¿Reporteare desde Irak?- preguntó
-                     No, no, eso ya no es noticia- No vende-ni interesa el tema. Volquemos la hoja y escúchame: Interesa el “Conflicto Palestino-Israelita”. Luego irás a Beirut, reclaman la invasión constante de la fuerza aérea israelita, sobre los cielos de la capital libanesa. Además la ocupación de Siria manteniendo una fuerza de más de 30 mil soldados en ese país, su impacto, consecuencias, etc. En esta nación llena de emigrantes, existe una cantidad no despreciable de árabes-americanos- Importantes senadores, militares, industriales... etc. y etc. Pero también esta el poderío de la comunidad Judía. Entonces debes escribir y realizar un reportaje justo y que en cierto modo haga conciencia para lograr a que los  países en esa región  obtengan una paz justa y duradera... Entiendes -¿nó?
-                     -Jefe- ¡Se puede ser objetivo!- Siempre y cuando no se poden las ideas, como se podan los árboles dejándolos desnudos ante el paisaje de la conciencia-
-                     ¡Mira!- no sigas con esas ideas radicales- Mete esos pensamientos en un baúl y ponle llave- ¿de acuerdo?-
-                     ¡Okey!- No te enfades-te enfermaras del hígado- ¡Voy a ser neutral!- Así podrás vender un magazine con una pinturita de objetividad-¡Cual CNN!-…ja…ja.
-          - No seas sarcástico-
-          ¡Oye!- no lo soy- Somos demócratas-¡ No!- Nunca me han gustado las guerras-
-          Estas siempre han estallado por conflicto de intereses económicos. Y han favorecido a  imperios y  empresas multinacionales. Desde la antigüedad hasta el siglo XX...y vamos rodado por el XXI, con un sheriff muy celoso guardián de los principios de los siglos.
            Lo que hoy destruyo mañana lo reconstruyo y gano más dinero. Logro controlar, domino en nombre de la libertad y la democracia…
-                     ¡Soy pacifista!-¡Bien lo sabes!- Lucho por los derechos humanos- Pero no me gusta dar pan molido a mis lectores.
-                     Bien-parece que nos entendemos mejor esta vez- Llevaras a Anna, ella es una excelente fotógrafa y camarógrafa. Carguen todos los implementos y que nada les falte-
-          Ambos se dan un fuerte apretón de manos-
-          Esta noche viajaran a Egipto, específicamente al El Cairo y desde allí tomaran un avión a Jerusalén- agrega John Silver.

Al-Aol había cruzado el abismo que separaba el jardín de los dioses y el mundo celestial. Cruzó el Velo del Olvido y bajó transformado en un hombre a la Tierra.
            Ubicados ya  en el avión, James Cassal III dormitó, estaba cansado. Sintió la mano de Anna, apretar la suya cuando la aeronave levantó vuelo. El joven abrió los ojos y diviso por la ventanilla un cielo estrellado... el paisaje le parece familiar. Volvió a cerrar los ojos hasta lograr dormirse.

Llegaron al Cairo por la mañana. En el aeropuerto tomaron un taxi, este les llevó a un hotel céntrico. Allí desayunaron. Luego se cambiaron de ropa y salieron a caminar por las calles de la capital de Egipto. Entrada la noche retornaron al hotel. Se despidieron en el pasillo con un beso en la mejilla. Cada uno en su cuarto se dio a la tarea de descansar, les esperaban unos días agitados y tensos.
La ciudad sagrada, en que tres grandes religiones monoteístas conviven, es Jerusalén. Calles estrechas, cubiertas de piedras aun. Lugares en que el tiempo se detuvo. Así ambos jóvenes periodistas absorbieron el olor y el aire del Medio Oriente. Para James Cassal III, el paisaje le parecía conocido y creía reconocer en cada callejuela un detalle que no sabia explicar. Para Anna era como estar leyendo los libros sagrados cristianos. 
Descansaron toda la mañana. Por la tarde estuvieron sentados en una mesa de un restaurante sobre la peatonal. Allí aprovecharon de revisar el iterinario. Tomaron café negro, mientras observaban como la gente vivía en Jerusalén. Árabes y judíos mezclados entre el trajín del comercio. Turistas que caminaban en grupos. Seguidos muy de cerca por soldados en constante vigilancia por parte del servicio de inteligencia del ejército israelita.
La ciudad se veía tranquila, pero en su interior bullía un polvorín. De pronto una explosión sacudió el lugar. Un ómnibus explota muy cerca de donde ellos estaban. Gritos, sirenas, humo, hierros retorcidos, sangre, otras vidas segadas inocentes del drama político imperante en la región.
El impacto había lanzado al suelo a James Cassal III y a Anna. Tenían algunas heridas leves a causa de los restos metálicos esparcidos por el vehículo. Tomaron fotos y Anna filmó esas trágicas escenas.
Abandonaron el lugar. Caminaron por el mercado en la zona correspondiente a los
árabes. El comerciante de una tienda, cuenta:
-¡Los invasores son los acosados y los árabes los terroristas!- Es justo el reclamo de  nuestra tierra- ¡Queremos una patria! -Podemos vivir en Paz- Pero debemos ser medidos
con la misma vara: Palestinos e Israelitas- Digan eso, escriban para que el mundo sepa la verdad. Siguió gritando mientras los jóvenes periodistas se perdían entre el gentío.
El recorrido los llevo hasta el Muro de los Lamentos. Allí jóvenes, adultos y viejos israelitas oraban y ponían su mano en las milenarias piedras.
-                     ¡Los árabes-palestinos son los terroristas!- Esta es nuestra tierra desde los tiempos de Moisés, Abraham. El rey Salomón construyó el templo a Jehová trayendo expertos artesanos Tirios los que con madera fina de cedro del Líbano cubrieron la casa de oración- Eso escriban y muestran la realidad... ¡la verdad siempre triunfa!-
Al día siguiente sacaron salvoconducto para viajar a Gaza. Allí recorrieron viejas aldeas. Vieron a pastores con sus ovejas pasar por los caminos. En la ciudad fueron testigos de manifestaciones, gritos y consignas. Retratos levantados en manos de mujeres, hombres y jóvenes. Niños marchaban junto a jóvenes palestinos con el rostro cubierto portando modernas ametralladoras. Otros cargaban en la espalda lanzamisiles.
Por la noche estaban en una aldea donde los buldózer del ejército israelita arrasaban: casas, árboles, todo cuanto encontraban a su paso, dejando llana la tierra. Los viejos lloraban y las mujeres maldecían. Desde las colinas camuflados árabes, dispararon a los soldados israelitas. Luego un misil alcanza un jeep, el vehículo explota. Llegaron tanques y nuevos enfrentamientos. Por el aire surcaron helicópteros apache, lanzando sus destructoras bombas en diferentes objetivos civiles, sin importar si fuesen estos escuelas u hopitales.
Ambos periodistas tomaron fotos escondidos entre las murallas de un antiguo monasterio cristiano destruido. Cuando son alcanzados por un misil lanzados desde el aire. James Cassal III sintió cómo su cuerpo se elevaba por los aire y vió todo en rededor  pintarse de color rojo. Anna vio venir una bola enorme de luz brillante impactarle, luego vino el silencio.
Los Dioses caminaban por el jardín, cuyas flores nunca se marchitaban, estas despedían exquisita fragancia. El rey Agenor llevaba de la mano a Telephase. Cadmo y Europa les seguían detrás tocando el laud. Tassos y Cílix entonaban frescas canciones. Ven  al príncipe Al Oal acompañado de una joven acercándose a ellos. Ambos vestían una blanca túnica y en su frente un zarcillo de oro recogía sus cabellos.
-Te saludo gran rey Agenor, saludos reina Telephase y a vosotros jóvenes hijos-
-¿Que noticias traes de la Tierra?-pregunta el soberano
-Los humanos siguen sin entenderse- La tecnología los ha deshumanizados. Guerras y muerte en todo lugar. No han asimilado las pruebas duras del pasado. ¡Mi corazón esta dolido y sufre por ellos!- Los ricos son mas ricos y los pobres mas pobres.
¡Oh-sabio príncipe!- Ellos tienen el libre albedrío- Son humanos, deben reír, cantar, llorar y sufrir. Cada acción, pensamiento, obra y hecho queda escrito en el Libro de la Vida. Más no podrán desafiar el designio de los dioses mañana. Deberán rendir cuenta allá en la entrada del mundo Telestial. Donde esperan los espíritus su destino final-Pero-¡Ay!, los que se creen hoy poderosos, son menos que un grano de arena. Las riquezas mundanas serán sal y agua. Los que sufren las injusticias y padecen los infortunios de ser acosados, abusados, corrompidos, desterrados, desplazados, humillados, heridos y muertos, son los bendecidos y moraran en el justo lugar. Aquellos que pregonan la palabra divina hoy, son los hijos del hijo de Dios. Santificados porque beberán el agua de la vida eterna.
-¡Querido príncipe!, has palpado la realidad, el abismo que separa la verdad de la maldad. La generosidad de la hipocresía. La ambición del poder y la simplicidad del verdadero líder justo. Has visto como se han enredado en su misma palabra, sus leyes. Se han convertido en falsos ídolos de barro negro. Porque la arcilla roja y viva es el pueblo. El barro negro son las sombras de la muerte. El oro y joyas que hoy brilla en sus tesoros, se convertirán en arena. Mas la peste cubrirá la tierra y sólo se salvaran los limpios de corazón y alma. Cuando el sol se ponga en el horizonte, no amanecerá y la noche cubrirá y el frío permanecerá eterno. Entonces una nueva generación reinará en la tierra. Y jóvenes monarcas, sacerdotes y sabios extenderán la palabra nueva a los cuatro puntos cardinales y mas allá de la Tierra misma. Esa nueva raza de humanos será la que conquistara el jardín de la Vía Láctea. Su cuerpo no envejecerá, serán eternos pero no Dioses. Entonces tú, querido príncipe Al Oal iras a enseñarles las nuevas leyes.
-¡Ahora ve!- toma tu nave y junto con tus guerreros surca en dirección al mar del espacio.  Hay otros sistemas que esperan por ti.
El joven príncipe, levanto su rostro El rey Agenor acercándose le besa en ambas mejillas y le hace entrega de una espada de oro brillante. Mirando a la joven pregunta:
-          ¿ Y tú - como te llamas?-
-          La joven que había cruzado el “Velo del  Olvido”, no recordaba nada del pasado.
-          Solo atinó a responder:
-          No recuerdo mi nombre, señor-
-          Entonces... te llamaras desde hoy: ¡América!-
Europa se acerca a la joven América, la toma de la mano y caminan hasta el borde del abismo que separa el Mundo Celestial de la Tierra. Allí  en silencio observan el paisaje infinito.
-          La noche había caído en la Tierra, y el astro era rodeado de titilantes lucecitas de colores-
Por la mañana los periódicos del mundo publicaron en primera plana y en diversos medios de comunicación: “Mueren nuevamente dos reporteros en Oriente Medio”-. El comunicado del ejercito israelita decía: “Lamentamos la muerte de los dos jóvenes periodistas”...- El portavoz árabe-palestino, acusó: “Una vez mas el ejército de Israel ataca objetivos civiles y da muerte a periodistas extranjeros, pedimos a la comunidad internacional…el repudio y la condena ante la ONU”-
            John Silver se levantó del sillón. Apagó el televisor. Asomado en la ventana mira la ciudad que comenzaba a dibujar oscuros edificios, otros muy iluminados. Brillaron los letreros luminosos confundiéndose con el destello de las estrellas entre brumas y oscuras nubes. Allí estaban desafiantes “Las Torres Gemelas”, simbolo de la ingenieria moderna y del capitalismo, del cual Peter Draker excomulga.
-          ¡Maldita política!-exclama y agrega:
-          -Mañana es el primer día del resto de nuestras vidas-
Se escuchó el concierto “El Mesías” de Hendel, recorrer los ámbitos de la oficina. John Silver buscó con la mirada en el cielo, algo...ese algo...para llenar el vacío de su alma. Luego se rió de su ingenuidad, carcajeó hasta que le saltaron lágrimas de sus ojos. Estalló una tormenta y el cielo se lleno de relámpagos y truenos. Todo se sacudió, hasta los vidrios rechinaron y el piso se movió como un sismo. Las luces se apagaron y por
primera vez, el ayer valiente guerrero...tembló y supo lo que era el miedo.


Amir Ibn Tawfik Seeman
Ó copyright
lebaneseunionoverseas@gmail.com
Junio de 2003

Sunday, June 26, 2011

AMORES (Introducción)



Amor, amor... dulce amor. Que fue de nosotros. Todavía recuerdo nuestro primer encuentro. Siento aún el dulce sabor de tus labios tiernos. En la nostalgia de los tiempos. Querida, querida mía. Se nos ha ido el tiempo sin darnos cuenta. Allí esta el mismo parque, el banco con tu nombre escrito. Las calles y avenidas, donde nos emborrachamos de risas y alegrías. La playa solitaria durante tantos otoños e inviernos. Atardeceres con el horizonte amando al sol y este mordiendo de matizados colores la taciturna luz del día que muere. Amada mía, amor, querida, de todo lo maravilloso de la vida, quedan estos versos. Para los que aman, los amantes y los que amaran mañana. La ciudad despierta, mientras el paisaje urbano se llena de los sonidos cotidianos. Te recuerdo, pienso y camino perdiéndome entre el gentío, por Corrientes, Florida y Esmeralda. Luego sentado en un café, sobre una servilleta dibujo caros pensamientos, al compás de un bandoleón y el gemido nostálgico del violín.

Buenos Aires ,Argentina, primavera de 1988

Amir Ibn Tawfik Seeman
@ Copyright
Diciembre, 2003

KHALIL


¡Quisieras conocer el secreto de la Muerte!
Pero ¿cómo lo encontraréis, a menos que lo que busquéis
En el corazón de la vida?
El búho cuyos ojos sitiados por la noche
Son ciegos para el día,
No puede develar el misterio de la luz.
Si queréis, en verdad, contemplar el espíritu de la vida.
Porque la vida y la muerte son una,
Lo mismo que son uno el río y el mar.

Gibran Khalil Gibran


La gran ciudad, se mostraba iluminada cuál racimo de uva californiana. El telón para el comienzo de la vida nocturna, se levantaba incógnito y cómplice, con esas millares de luces titilantes, cuajadas sobre el frontis de edificios que parecían perderse en el infinito del cielo otoñal poco estrellado.
El joven miraba con su perfil marcado, incapaz al querer ordenar los últimos acontecimientos desatados, le preció una pesadilla del crack de los años 29.
Ayer era un exitoso ejecutivo de una de las principales empresas nacientes de una tecnología que avasallaba, sin contemplación. Instalado en lujosas oficinas, con sofisticados sistemas. Gente linda que se transformaba en una vitrina de prosperidad ante los ansiosos ojos de los sádicos inversionistas y especuladores que rondaban como aves de rapiña sobre los países emergentes.
El exgerente exitoso ayer- Discípulo de los “Chicago boys”. Con una enciclopedia grabada en el subconsciente de una teoría que absorbía y se metía bajo la piel de tantos otros. Mostrado en foros televisivos, revistas especializadas como modelo, frente al futuro de la nueva generación del siglo XXI. Sonrió sarcásticamente. Caminó sobre la mullida alfombra y observó el símbolo de la empresa que hoy se había transformado en un montón de papeles con cifras rojas, junto con otras empresas en todo el mundo.
-Cruel destino-se dijo-Pasó sus dedos entre el cabello buscando una explicación y solo llegó a sus oídos el ruido del tráfico y el murmullo de la gente pasar.
Cerró los grandes ventanales. Lanzó la corbata sobre un sillón. Tomó su saco y salió de la oficina.
Bajó por las escalas como una sonámbulo.
Caminó por la calle esquivando a los transeúntes. Cruzó la avenida siguió un angosto callejón, donde se alineaba una serie de bares y club nocturnos. Pegado a un semáforo un joven de color, sonreía. Más allá un grupo de pandilleros sentados sobre el parachoques de un auto descapotado, escuchaba una radio, que emitía una chillona canción. El pasó metido en sus pensamientos buscando un atajo a su nueva situación de desocupado y despojo de las tantas empresas luminosas que en menos de 24 horas, habían apagado su letrero electrónico.
-¿Quieres de la buena?- le murmura una chica
El la miró, la mujer de color tenía una sonrisa que desnudaba una hilera de dientes de oro.
-Le alcanzo un billete de 10 dólares-
Ella se lo arrebató en un cerrar y abrir de ojos y le colocó en el bolsillo de su camisa una jeringa y una ampolla de color marrón.
El se escondió en la próxima esquina- Una calle sin salida- Cargó la jeringa y se inyectó en la vena de su brazo derecho.
Un calor le recorrió el cuerpo- Luego un escalofrío- Sintió que flotaba- Luego feliz rió como un loco. Y corrió por la calle esquivando los autos. Llegó al parque Central, caminó por un sendero, hasta detenerse al centro de un claro.
Levantó sus manos al cielo y gritó:
-OH-Dios, Dios, Dios mío…why???... Tell me why???
Caminó como un perdido. Sus pasos le llevaron al puente que unía la gran ciudad con la isla de Maniatan. El sonido de las sirenas. Abajo los barcos iluminados surcaban.
Haciendo sonar su silbato típico.
Agarrado al borde de la reja de protección se dijo:
-“Por unas cuentas de vidrio los holandeses compraron la isla a los lugareños”- Que sarcasmo, hoy por unos papeles que ayer valían millones de dólares. Cuántos se habían lanzado al vacío y otros se habían volado los sesos ante la deshonra de sentirse pobre.
¡OH, vanidad!- amargo néctar que bebimos cuando recibimos con honores nuestro título de master y hasta nuestro dinero plástico ahora no lo reconocía el banco automático.
Cerró los ojos, un viento frío le revoleteó el pelo. Escuchó las campanas de una iglesia lejana- El aullido de una sirena repiqueteo sus oídos. Un helicóptero pasa rozando las sombras del macizo puente y sus reflectores salpicaron las aguas del mar.
-Por unas cuantas monedas de oro- Judas- vendió a su maestro- murmuró
-Al golpe del martillo al cierre en Wall Street- murieron millones de ilusiones- y las lágrimas de tantos no compadecieron el frío cadáver del amo del monopolio.
Subió la solapa de su saco, cubriéndose del frío de la noche. Tomó un taxi rumbo al edificio de apartamento donde vivía Judith, su novia, ejecutiva de ascendencia judía que gerentaza una empresa de seguros.
Bajó rápidamente y entró al edificio- Tomó el ascensor- En el piso 36 salió al pasillo- Al final estaba el departamento de la joven. Buscó en su bolsillo la llave que le había dado ella, a la segunda ocasión en que se acostaron. Abrió sigiloso la cerradura. Caminó entre la penumbra- Había luz en su alcoba. La puerta entreabierta y escuchó gemidos. Espió por un costado de la puerta y vio a Judith haciendo el amor con su tío. Un exitoso banquero de Miami, que solía lavar dinero de políticos sudamericanos, traficantes de drogas y armas.
Quedó helado. Volvió sobre sus pasos sin hacer ruido. Dejó la llave en un cenicero ubicado al centro de la pequeña mesa de caoba en la sala de estar. Y abandonó el lugar.
            En la calle, el viento arrastraba hojas secas caídas de los árboles. Papeles rodaban por la calle y la acera. El miró a ambos lados, luego caminó y caminó hasta cansarse. Bajó por una escalera hasta la estación del tren subterráneo. Subió al coche, sonriendo sarcásticamente. Observó a los noctámbulos pasajeros, unos leían, otros dormitaban- Bajó en la estación frente al parque.
Allí estaba nuevamente, sentado en un banco de madera en el Central Park. Mirando las parejas pasar muy acarameladas. Buscó en sus bolsillos y sacó un pitillo de marihuana todo arrugado. Lo encendió y se lo pegó a los labios. Cerró los ojos solemnemente- dejó volar su imaginación y pasaron como una hipnosis un montón de acontecimientos agradables ya pasados. De pronto sintió que una sombra se detenía ante él. Abrió los ojos. Encontrándose ante un señor muy elegantemente vestido. Llevaba un sombrero negro, traje azul de tela fina, una camisa de color crema y una corbata roja. Su mano derecha sostenía un bastón con empuñadora de oro. El muy amablemente, le habló:
-¡Perdón! ¿Puedo sentarme a su lado un momento?
El joven, acomodándose mejor, le respondió:
-Sí, sí- ¡Adelante, por favor!
¡Qué noche más hermosa! ¿No cree usted? Dijo el hombre.
A lo que Kamil, respondió:
 -Parece una noche especial!
Mirándole detenidamente, preguntó:
¡Su acento no es americano!- ¿acaso es extranjero?
El hombre, afirmando su barbilla sobre la empuñadura, agrega:
-¡OH- buena pregunta!- soy árabe-Más específicamente libanés- Y vivo desde hace algunos años en Boston- Estoy por esta noche en Nueva Cork. Sentí ganas de caminar un poco- Y que mejor caminar y absorber la magia del Central Park.
-A que se dedica- pregunta el joven.
Haciendo figuras con la unta del bastón de metal plateado en la tierra, el hombre dice:
-Soy escritor, pintor y también poeta- ¿Y tú a que te dedicas?
Kamil, se levanta y acariciando su barbilla responde:
-Ayer, era un exitoso ejecutivo en uno de esos macizos edificios de la Quinta Avenida- Y hoy, hoy soy un despojo más de la globalización y la recesión… ¡un desocupado!
- El trabajo, murmura el hombre:
“Trabajáis para ir al mismo paso que la tierra
y con el alma de la tierra
Porque al estar ocioso es convertirse en extranjero
Para las estaciones y salir del cortejo de la vida
Que marcha en majestad y orgullosa sumisión
Hacia el infinito.”

(1)

Este había hablado con dulzura y sus palabras sonaron como el canto cristalino de la fuente que corría cerca de ellos.
El joven, camina dando vueltas, agregando:
-¡Me hicieron estudiar. Y que todos éramos libres. La oportunidad para los audaces. Y de pronto somos desechos de la maquinaria de hacer dinero.
¡OH! La libertad-exclama el buen hombre, y dice:

“En el pórtico de la ciudad, junto a vuestro hogar,
Os he visto postraros y adorar vuestra propia libertad,
Lo mismo que los esclavos que se humillan ante el tirano
Y lo glorifican aunque les dé muerte.”
(1)
Su voz subió entre las ramas de los árboles y una brisa suave se dejó sentir:
-¡Que debo hacer ahora!-¿Qué me aconsejas?-pregunta Khalil.
-Muy simple, seguir luchando- Esta selva de concreto mata despiadadamente y aniquila a los seres humanos como hormigas. Tal vez el sistema este malo- Pero ante todo, debes creer en ti mismo. Mírate, allí en la fuente. Tus rostro esta desfigurado y destruido. ¡Eres joven aún!- y no debes desmayar. No sientas dolor por lo que ha pasado. Cree, ora y mira el futuro.
¡OH!- El dolor. Agrega el hombre y exclama:

“Vuestro dolor es la fractura de la cáscara
que encierra vuestro entendimiento.
Lo mismo que un cuesco del fruto debe romperse.
Al fin que su corazón pueda exponerse al sol,
Así vosotros debéis conocer el dolor.
(1)
No hables como un iluminado-ya hay muchos engañando a la gente-. Mira ese edificio que hoy es como una Torre de Babel. Todos hablan, piden, reclaman, critican, amenazan y solo unos pocos los que controlan todo-hasta tu mente-. Hasta parece que no hablan un mismo idioma. -¡Alguien ha enredado sus lenguas para hacerlos escupir blasfemia para hacer la guerra!-
-¡Las lenguas!- sonidos, gemidos, gritos- Hay destrucción, muerte y desolación. Países que se desangran. Y allí todo es papel, una montaña de papel. Resoluciones, enmiendas…y todo sigue igual. La información, las comunicaciones ya no son veraces. Todo esta dirigido, trascrito y sutilmente enviando mensajes equivocados para mas enredados. ¡La verdad ya no es la verdad!- Por sobre todo predominan los intereses, el dinero y el dominio de la información. La tecnología puesto al servicio del control. De cada uno de los habitantes de este mundo que va dando saltos por el siglo XXI. ¡Tú piensas!- ¡Tú decides!- nó…nó…te dirigen y te llenan el subconsciente con consumismo y te alimentan con ¡comida desechable!- exclama-el joven y se deja caer sobre el banco de madera y solloza.
El hombre desconocido, colocando una mano en su hombro, dice:
-No dejes que los lobos roben tu piel de oveja. El invierno será crudo este año. Pero llegará una nueva primavera. Volverán las avecilla s entonar sobre floridos árboles. Todo tiene su tiempo. Tiempo para pensar, trabajar y tiempo para amar. Mira, las estrellas, allí están la Osa Mayor. Ves esa mágica constelación. Es la vida…Perdona, tengo que irme. Mañana es otro día. ¡Y sabes!- será mejor que este día. Cada día debe ser mejor.
Y agrega,
-Entonad una plegaria:
Oraís en vuestra desesperación y en vuestra necesidad;
¿Ojalá pudierais orar también en la plenitud de vuestra alegría
Y en vuestros días de abundancia?
Porque, ¿qué es la plegaria sino la expansión
De vosotros mismos que el éter viviente?
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El buen hombre, le extiende la mano. El joven le mira y pregunta:
-¿Cómo te llamas?-
Acariciándole su rostro, murmura:
-Khalil…me llamo: Gibran Khalil Gibran-
Caminó con su bastón por el sendero, parecía que sus pies apenas tocaban el suelo y se perdió en un recodo del parque.
El joven, respiró profundamente. Se levantó- corrió por el pasto y luego se encaminó al puente Manhatan.
Miró las aguas que destellaban a causa de las luces de los edificios que circulaban la bahía.
Un viento frío le sacude el rostro. Y repite una y otra vez:
-Por unas cuentas de vidrio los holandeses compraron la isla a los aborígenes. En cuanto a mí. Por unas miles de papeletas de Wall Street, mataron mis ansias.
Saltó al vacío y mientras caía una niebla le rodeó haciéndole perder el conocimiento.
            Despertó en un paisaje desconocido- Cómo le había dicho Gibran Khalil Gibran, era un nuevo día, las avecillas gorjeaban un cálido canto, hermoso paisaje florido. Vio venir a su abuela acompañada del abuelo tomados del brazo, sonrían. La misma escena
cuando iban a la iglesia los domingos por la mañana. A su lado su padre, con su típico bastón de madera. Sintió sus lágrimas correr de felicidad al verlos de nuevo. Corrió hasta ellos y los cuatro se fundieron en un profundo abrazo. Mientras alrededor bailaban jóvenes  y hermosas huríes en un jardín encantado…
Las lanchas y barcos hicieron sonar las sirenas. Los tripulantes gritaban:
-¡Hombre al agua…hombre al agua!-
Amanecía, los edificios con sus chimeneas lanzando bocanadas de humo. Lentamente se apagaban las luces multicolores de los letreros luminosos. Y las primeras flores abrieron sus pétalos acariciados por los rayos del sol que lentamente se descolgaba de los árboles.
¿Qué es la vida?
Sino un abrir y cerrar de ojos.
Una semilla que va germinando
Con conocimientos, habilidades y conquistas.
La riegas cada amanecer,
Y la cubres con la palabra al atardecer.
Acurrucas tus pensamientos con el manto de la noche,
Para despertar diáfano con la aurora.
¿Y la muerte?-
Es el comienzo de la verdadera vida…
(2)
Amir Ibn Tawfik 
© Copyright julio-200 
Project Manager / Research Assistant   
Lebanese Emigration Research Center (LERC)   
Notre Dame University - Louaize   
Tel: +961 9 218950 ext 2262   
Fax: +961 9 224517   
URL: www.ndu.edu.lb/lerc

(1)     Gibran Khalil Gibran
(2) Amir Ibn Tawfik Seeman

EL GAUCHO ARE


Los caminos en el Chaco son largos, serpentean entre el follaje y el monte bajo. Y se pierden entre las quebradas, atraviesan riachuelos y vertientes. Luego asoman en lontananza como lenguas en el horizonte cuajado de colores. Donde los atardeceres se engalanan con el lucero que brilla como un farol guiando a los viajeros.
La espesura se cimbreaba con la brisa de la primavera, donde reventaban los polvorines y la llovizna formaba pequeños arroyos, debajo de los arbustos espinudos. Allí es donde los quirquinchos bebían la frescura del agua recién caída del cielo. A veces venía un viento sur que remolinaba la copa de los toborochi, chañeres y mistoles. Las pavas levantaban bullicioso vuelo y los chillidos de los monos anunciaban la presencia del tigre del monte.
Los rancheríos se alumbraban con velas, en otros con lámparas de aceite que traían desde los campos de Sanandita. Allí solía brotar un espeso líquido negro, viscoso y que servía de combustible a los lugareños.
Siempre se  podía encontrar en el camino una venta de comida, beber un café negro con pan amasado o tomarse un buen trago de vino añejo de San Lorenzo.
Un buen día apareció por el sendero, el gaucho Aré montando su fiel caballo que llamaba Tarik. Y bien empinado en la mesa y con unas cuantas copas de Anís en la cabeza, solía repetir:
-          Mi buen caballo es tan fiero como el guerrero musulmán que conquistó España y otros reinos de Europa- El valiente Tarik- Señor del desierto y temor de los cruzados.
Los vecinos de aquellos lugares, se miraban entre sí y sonreían maliciosamente lo que el turco decía, luego preguntaban:
-          Paisano- ¿y cuando vale su caballo?-
-          Mi buen corcel vale más que el puente de plata que une a Potosí con España-
-          ¡Pero es mucha plata amigo!-
-          Un buen caballo fino, de raza árabe como el mío... vale pues -su peso en oro-
Y seguía la charla y el vino, corría por la boca de los lugareños y el gaucho Aré trataba de ponerse erguido pero sentía que un peso le hacia corcovear-
-          ¡Qué buen bouquet tiene este anís!-
-          De donde trae paisano ese licor blanco que tan buen olor tiene-
-          Ah- Es el secreto de la mano y los alambiques de mi buen paisano, Jorge Barzón del pueblo de San Francisco Solano-
-          Ahhhhhhhhh- ¿También lo toman los curas?-
-          Nó- Los curas solo toman el mejor vino blanco, es especial para ellos, lo traen de las viñas de Camargo. El anís es para todos los paisanos árabes que viven en el Chaco-es un lindo licor... ¿Desean probar un poquitingo?-
-          ¡Nó-paisano!- nosotros somos vineros viejos.
Luego abandonaba a galope tendido el lugar y picaba espuela rumbo a Caraparí. Se avecindaba la fiesta de la Virgen MorenaLa Guadalupana”- Allí era el encuentro de todos los promesantes y adoradores de la zona-
Las calles del pueblito se engalanaban con guirnaldas de colores. Y las carpas hacían su agosto, entre guitarras, violines y el bombo que arrancaban una chacarera que hacia saltar chispas en las piedras con las espuelas del gaucho Aré, que trataba de seguir el baile autóctono- Luego tiraba el poncho rojo y sobre el, un mazo amarillento de cartas para jugar
truco. Otras veces rodaban los dados y los hombres se encomendaban a la patrona para lograr unos buenos puntos. Al final el paisano repletaba el cinto con arrugados billetes, alistaba la montura y nuevamente tomaba el camino rumbo a otro pueblo donde otra fiesta le esperaba.
¡Ah!- los caminos del Chaco Boreal son generosos, árboles frutales, otros macizos de buena sombra- Campos tranquilos sin temor a bandoleros, solo con el cuidado de la cascabel. Y la araña mico-mico que podía voltearte y enviarte al mas allá- El Chaco es bello, tanto en invierno, como en otoño, pero con el calor del verano, ¡hace pelar al más bravo!.
El gaucho Aré había venido desde el Líbano a la Argentina. Estuvo un tiempo por Tucumán, luego Salta. Con un montón de telas de bien lino sobre el hombro, entró en la “Aguada de las Pavas”, a vender su mercadería. Y su peregrinaje le llevó mas tarde a Palmar Chico. Vino la confrontación de la Guerra del Chaco, entre Paraguay y Bolivia.
Y comenzó su negocio de proveedor de víveres a la tropa boliviana. El Alto Mando se ubicaba en el pueblito de San Antonio, en la margen derecha del río Pilcomayo. Y es así como el buen paisano árabe se involucró en la contienda. Junto un grupo de valientes chaqueños conocedores de la región, buenos baquianos para rastrear en la agreste geografía.
Por las noches el gaucho Aré y su gente cruzaban la frontera entre Bolivia y la Argentina, aprovechando las sombras. Entre el monte camuflado llegaban a Tartagal, donde los paisanos le esperaban con los víveres. Cargaban la mercadería en robustas mulas y emprendían el regreso entre tortuosas quebradas, esquivando el paso de las patrullas de la gendarmería. Algunas veces tuvieron que amordazar a los soldados guardianes, sin causarles daño alguno. Así podían tranquilamente pasar la carga al lado boliviano. Del otro
lado de la quebrada, el astuto gaucho Aré les hacia seña con el dedo. Al rato sentían la descarga de las armas de fuego de los calientes soldados, pero estas no alcanzaban a su gente y riendo emprendía viaje al pueblo de San Antonio.
Cierta vez cruzando las brechas al este del poblado de San Francisco Solano, fue sorprendido por una patrulla del ejército boliviano. Fueron detenidos y traídos al Alto Mando. Allí fueron acusados de espías y que trabajaban para los “pilas” (paraguayos), no valieron las explicaciones. Los encerraron en una celda común. Los baquianos cantaron algunas coplas para matar el tiempo y el gaucho tiraba los dados con los soldados centinelas, los que caían como tortolitos a la astucia del turco.
Un día, la Maria Chali, una buena paisana le vió detenido y aviso a la comunidad árabe, la que era numerosa en la zona. No lograron convencer a los capitanes del ejército boliviano. Entonces la Maria Chali, hizo colocar un radiograma a la Paz, donde estaba el capitán Quispe, quien había encargado al gaucho Aré, la misión del abastecimiento de la tropa. Llegó el último día, esa tarde sería el fusilamiento a los acusados de espías. Antes del medio día llega la orden desde el Alto Mando desde la ciudad de La Paz, liberar al turco y sus hombres. Los oficiales pidieron las disculpas del caso y el gaucho Aré y su gente terminó de farra por una semana, sabían salvado su pellejo.
Es así como el gaucho Aré vino a Palmar Chico, encontró a la Manuela una buena mujer trabajadora y le ofreció matrimonio. Pero el gaucho no dejó de jugar y de ir de pueblo en pueblo siguiendo las fiestas religiosas. Un buen día tal vez cansado colocó un hotel
en el pueblo de San Antonio. Al que llamó “Hotel Beirut”, muchos paisanos árabes tenían su venta y restauran como el del tío Zurate como le decían amistosamente los niños. Por las
tardes mirando el río Pilcomayo bajar, se sentaban bajo los árboles a beber anís que solía traer el paisano Jorge Barzon, el famoso “Flores de Siria”, ¡Ay! ... que lindo licor decían los lugareños. Era blanco como la leche y había que mezclarlo un poquito con agua para bajar su aroma.
El gaucho Aré, volvió nuevamente a los caminos. Y en toda la comarca se hizo famoso su tapete verde, las cartas amarillentas y los dados rodar.
Su fiel Tarik, el buen caballo de pura sangre árabe conocía cada sendero y brecha. Aunque el gaucho dormitaba sobre la montura, el animal le retornaba a casa. La buena Manuela, a veces refunfuñaba y renegaba, mas el turco decía: -¡No más habibi, ahorita me portare bien!- Mas las brechas, sendas y las fiestas le llamaban y ensillaba la bestia para luego perderse entre el monte. El caballo Tarik semejaba al viento por los caminos, serpenteaban quebradas, atravesaban cristalinas vertientes, al caer la tarde entraban a los pueblitos.
Despuntaba una mañana de primavera. El cielo se pintaba como un arco iris. Brotaban los mistoles, los toboroche y chañares. Las aves entonaban sus mejores gorjeos. Sonaron los violines y rasgaron las guitarras, alguien punteaba una chacarera y el sonido del bombo rompía el silencio.
La espigaba figura del gaucho Aré pasó raudo montando a Tarik. Los poblados quedaron atrás, rodeó la cordillera del Aguarague, dejando tras sí un polvo de estrellas, hasta perderse en lontananza. Vino un surazo que remolinó todo el chaco boreal. Destelló el cielo, los relámpagos estallaron en la serranía y llovió...el cielo pareció llorar por la partida del turco, hacia el más allá.


Prefacio

El Gaucho Aré, un emigrante libanés que adoptó las costumbres regionales de la zona en la que vivió, hasta que falleció en el Chaco boliviano, en diciembre de 1960. Solía vestirse con el típico traje chaqueño. Sombrero, pañuelo y pantalones con bombachos , botas negras y un poncho rojo al hombro No tuve la suerte de conocer a mi abuelo. Tuve la oportunidad de recorrer la región y buscando las vivencias en la gente de los pueblos polvorientos, campesinos, ganaderos que lo conocieron, me permitieron escribir parte de su historia. De esos relatos orales, al borde de un fogón, mateando y admirando la belleza del paisaje, escribí en amarillentos cuadernos gastos por largos viaje.
Esta historia, es similar a tantos paisanos libaneses y árabes que llegaron a las Américas. Hoy admirando la bahia de Beirout, bajo la sombra de un antiguo cedro, mecido por la brisa de la mañana, dejo escapar los recuerdos.


Amir Ibn Tawfik Seeman 
Copyright 
Octubre-2004
Project Manager / Research Assistant    
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